viernes, 7 de marzo de 2008

Cuesta menos prevenir que reconstruir

Para los pobladores de los sectores de Santa Rosa, Pacaysuizo, Ccuchini, Winchusmayo, Isilluma y Muspaypampa del distrito de Alto Inambari, provincia de Sandia, que fueron afectados el pasado 22 de julio por un huayco producto de las intensas lluvias -de cerca de ocho horas- el mismo que dejó como penoso saldo dos personas fallecidas, más de 10 viviendas destruidas y cerca de 40 afectadas, así como varios metros de carretera intransitable y decenas de campos de cultivo arrasados, posiblemente para ellos sea una de las tantas emergencias o desastres a los que tienen que hacerle frente en diferentes épocas del año, debido que a diario son acechados por los peligros propios de la zona, sin que sus autoridades y ellos mismos, hagan algo por priorizar con anticipación las acciones de prevención que podrán mitigar o evitar similares daños que cada vez los funden más en la pobreza y el atraso.
Al parecer a los alcaldes provinciales, distritales y al mismo presidente de la región Puno, les cuesta mucho entender que más vale prevenir que reconstruir, y que es elemental realizar obras de mitigación en las zonas más vulnerables ante determinado tipo de peligros, ya sean de origen natural o humano, y de una vez por todas comprender que es necesario que se considere dentro del presupuesto participativo de cada una de sus jurisdicciones un monto de dinero que vaya orientado a las trabajos de gestión de riesgos ante desastres.
Aunque parezca desconcertante, un 80 por ciento de las municipalidades provinciales ( y también las distritales) hasta el momento no tienen un ambiente adecuado para el funcionamiento de sus oficinas de Defensa Civil, carecen del equipamiento básico del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), no cuentan con un Plan de Preparativos ante Emergencias, las comisiones de sus comités de Defensa Civil, se reúnen esporádicamente o cada vez que se registran daños y sólo atinan a pedir ayuda humanitaria para los damnificados.
Casi en la totalidad de los municipios, los miembros integrantes del comité desconocen las normas vigentes del Sistema Nacional de Defensa Civil y las disposiciones que les exigen ejecutar una serie de tareas de prevención y preparación en el ámbito que les corresponde como autoridades ediles.
Es más, sus comités no han elaborado sus mapas de identificación de peligros, vulnerabilidades y riesgos, y lo más sorprende aún, es que muchos no saben utilizar las herramientas básicas de manejo de emergencias (fichas de EDAN, SUMA, SAT, ESFERA, SINPAD, entre otras) que los hacen mucho más débiles para prevenir o enfrentar adecuadamente las emergencias o desastres.
Como nuestra del daño que ocasionan los desastres en el país, podemos mencionar que sólo en nuestra región en los últimos 35 años, a causa de 12 sequías y 10 inundaciones, se ha generado una pérdida económica de 325 millones de dólares.
Por citar otro ejemplo del desmedro económico por el que atravesó el Estado, fue lo ocurrido en 1998, a causa del fenómeno El Niño que provocó pérdidas y daños estimados en 3,800 millones de dólares que equivale al 4.5% del PBI nacional.
Estoy seguro que tales montos podrían multiplicarse, sino se comienza a impulsar o aplicar una verdadera Defensa Civil adherida a la gestión de riesgos ante desastres. A esto se debe sumar la población en general, quienes tienen que ser concientes de sus debilidades ante los peligros existentes en sus ciudades, poblados, comunidades, sectores, anexos, caseríos, y así evitar exponerse a ellos o ver la manera de convivir armoniosamente o adaptarse a los fenómenos naturales sin que lleguen a ser víctimas de sus presencias cíclicas o repentinas.
No quiero dejar de mencionar la cantidad de emergencias por las que ha atravesado la región Puno desde hace sólo siete años a causa de los fenómenos naturales, y en reducido número por la acción el hombre. Del 2000 al primer trimestre del presente año, se presentaron 1,530 emergencias que dejaron 132 mil 862 personas damnificadas y más de 100 muertos, 6,482 viviendas destruidas y 21,371 afectadas, así como más de 60 mil hectáreas de cultivos perdidos y cerca de 10 mil afectadas, según las estadísticas que maneja el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci).
Solo en la decisión de las autoridades municipales, el presidente regional y el Indeci, que éste último maneja un presupuesto anual de más de 40 millones de soles, se podrá mitigar los daños a causa de las emergencias o desastres, e impulsar oportunamente las acciones de prevención y preparación para así tener una población segura y digna de decir a viva voz que… ¡cuesta menos prevenir que reconstruir!

Héctor Chambi Holguín

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