jueves, 19 de febrero de 2009

La gestión del riesgo: un equilibrio entre el desarrollo y el ambiente


Allan Lavell doctor en Geografía Económica, de nacionalidad británica, quien en la actualidad es asesor del Predecan, en una entrevista concedida a Cenpred nos habla de la gestión del riesgo de desastres y la necesidad de ser aplicado en todo proceso de desarrollo.

Cenpred: ¿Qué experiencia tienes en temas de gestión del riesgo de desastres?
Allan Lavell: A nivel internacional principalmente me he involucrado en debates académicos y de práctica. En América Latina hemos estado inmersos en el desarrollo de conceptos, ideas, nociones e instrumentos. En la práctica, con algunos proyectos de intervención en distintos países de la región.

C: Has precisado que en América Latina no se estaría aplicando como debe ser la gestión del riesgo en el desarrollo.
AL: La condición de riesgo asociado es algo que nosotros a través de nuestras prácticas contribuimos a crear. Entonces la gestión del riesgo efectivamente tiene que ser visto como una gestión de un desarrollo equilibrado en consonancia con el ambiente que nos da sustento.
Si excedemos los límites que el ambiente nos ofrece, en consecuencia vamos a encontrar que creamos condiciones de riesgo, y eventualmente vamos a perder frente a un evento físico determinado, entonces no es un problema que haya eventos físicos impuesto sobre nosotros y nuestra voluntad, y ellos causan el daño; pero nosotros causamos las condiciones por el lugar dónde vivimos, en qué condiciones existimos, los que facilitan que las pérdidas se den.

C: ¿Un evento natural causaría menos daño siempre y cuando seamos menos vulnerables?
AL: Primero tenemos que estar expuestos a que nos impacte el evento. Como digo sino vivimos en una planicie de inundación, no podemos ser sujetos de inundaciones, pero sino podemos evitar exponernos, entonces hay varias facetas de la vulnerabilidad que debemos de controlar. Por ejemplo, si vivimos en una zona sísmica, tienes que construir con técnicas sismorresistentes, esto es lo que se llama reducir la vulnerabilidad física. Por otra parte hay otros mecanismos de control de factores de vulnerabilidad asociado con la organización social, la planificación del uso de suelo, y todos contribuyen a reducir el nivel de riesgo.
Ahora bien, muchas veces es imposible eliminar el riesgo completamente, estamos hablando de intervenciones que nos permiten poner el riesgo dentro de límites aceptables utilizando las técnicas y mecanismos que existen, como la diversificación agrícola en zonas de sequía, utilización adecuada de cultivos en zonas de inundación, construcción de casas adecuadas en zonas sísmicas, permitiendo transferir el riesgo a través de sistemas de seguros, por ejemplo.
Puede haber el mismo acto de desarrollo, tener mayores ingresos, mejor condición social, es un acto de reducción de riesgo, porque si yo tengo más ingresos puedo comprar un terreno decente y no uno sujeto a una inundaciones o deslizamiento. Pues sino tengo el ingreso, sinceramente no lo podré hacer, sencillamente me condeno a la ubicación de zonas inseguras. Entonces el desarrollo mismo, el aumento de los factores de bienestar nos permite contribuir a nuestra propia autoprotección, construyendo mejor y ubicándonos en un lugar seguro.

C: ¿A qué te refieres cuando decías que muchos hacen soluciones cosméticas y no de fondo?
AL: Lo cosmético (sonríe) es una forma de decir que no resuelven el problema de fondo, entonces es igual que el cosmético que lo pones en la cara para esconder una manchita o lo que sea, pero no lo hace desaparecer. Entonces, por ejemplo, cuando reubicamos a una población de alta amenaza a una zona de menor amenaza resolvemos un problema, es cierto, esa población está en mejores condiciones de seguridad; sin embargo sino interrumpimos el proceso a través del cual la población se encuentra en ese tipo de ubicación, entonces estamos trabajando sobre un aspecto del problema, pero no desde lo más profundo. Se debe conocer por qué la gente vive en zonas de amenaza, por qué están condenados por falta de ingresos a vivir en pendientes de 30 o 35 grados que se van a deslizar, o vivir en los lechos de los ríos o encima de las fallas sísmicas.

C: Has enfatizado que los desastres retrasan el desarrollo de un país y muchas veces es una oportunidad para un cierto grupo.
AL: Sí, cada crisis representa una oportunidad. Los desastres cuando ocurren, sin lugar a dudas destruyen bienes y vidas, y en consecuencia van en contra de las personas más pobres, porque aquellos que son de una clase media tienen un seguro que se encargará de reconstruir su vivienda destruida.
Una persona pobre muchas veces no tiene mecanismos para recuperarse; sin embargo cuando viene el proceso de reconstrucción son oportunidades para lo que llamamos el capital, de ahí se aprovechan contextos. Yo te cito un caso, durante un sismo en Costa Rica en el año 1991, los campesinos y pequeños propietarios perdieron muchos de sus medios de vida, tenían deudas con los bancos o con otros prestamistas, pero el evento redujo su capacidad de pago por falta de venta, entonces fueron sujetos de presión de las grandes empresas transnacionales de banano quienes les exigían a que les vendan sus terrenos, dejando a los campesinos sin tierras. Entonces esa es una oportunidad que se abre por un desastre, porque destruye la capacidad de muchos de sobrevivir y son sujetos a expropiación, entre comillas, de sus propiedades y negocios, y alguien se mete y saca provecho del contexto.
Yo cité en la plática ejemplos del sureste de Asia con el tsunami donde los pescadores pobres de Frilanka fueron desplazados en el interés del desarrollo de la gran industria turística en las playas que ellos ocupaban.
No podemos decir que todo es malo, pero hay una oportunidad para que alguien saque provecho y el desastre se convierte en oportunidad.

C: ¿Cuáles son las tendencias en estos últimos años de la gestión del riesgo?
AL: La tendencia del tema en general de desastre, es primero un movimiento hacia una consideración más de qué es riesgo, por qué construimos riesgo. En la sociedad ese riesgo se va a convertir en desastre, pero nos interesa disminuir el riesgo, y eso es muy importante porque antes estábamos más amarrados por la idea de que lo único que uno podía hacer era prepararse y responder a los desastres, y después reconstruir. Ahora está ampliamente aceptado que hay mecanismos muy importantes en torno al uso del suelos, el manejo ambiental, que permiten reducir ese riesgo y no es necesario que la gente enfrente desastres de tanta magnitud, quizá tengan pérdidas de algún tipo, pero podemos reducirlos.
Entonces la gestión del riesgo en su versión más actualizada, es una llamada de atención entre el riesgo y desarrollo, en la necesidad de planificar el desarrollo a la luz del riesgo que puede estar creando. Podemos pasar de reactivos a preventivos, y en consecuencia reducir el estrés, agonía y sufrimiento de muchas poblaciones cuando estos eventos ocurren.

C: Allan, qué les podrías decir a la población.
AL: Primero que haya consciencia amplia del riesgo que enfrentan. El comienzo de todo proceso de intervención es reconocer que existe y su importancia dentro de las metas y objetivos de operar de la forma más participativa, porque el riesgo otros lo ven como algo importante y otros no.
Reconocer que hay veces que es difícil intervenir, siempre hay algo que hacer, entonces el arte de la gestión del riesgo es poder implementar lo que es implementable en las condiciones sociales, económicas, políticas, culturas que reinen en un lugar particular para lo cual no hay recetas, pero la construcción colectiva de una solución es un buen comienzo al proceso.