domingo, 6 de abril de 2008

Los medios de comunicación y la prevención de desastres

Otra vez lo mismo. “los desastres naturales causan estragos en varias regiones del país”, “continúan los daños por la inclemencia de la naturaleza”, “varios departamentos del país son azotados por los desastres naturales”... de seguir mencionando los titulares o los comentarios que en los últimos días se han venido dando en los distintos medios de comunicación, simplemente la lista sería muy larga y hasta tenebrosa. Es verdad, vivimos en un país donde es común la presencia de fenómenos naturales peligrosos, que pueden ir desde un ligero movimiento sísmico hasta lluvias persistentes que desencadenan otras amenazas. Pero ¿Por qué esperar hasta que estos fenómenos naturales provoquen estragos en la población?, ¿Qué es lo que esta fallando, o mejor dicho, qué es lo que estamos dejando de hacer? Quiero centrarme esta vez en los medios de comunicación -que en la práctica son medios de información- para hacerles recordar que su trabajo no sólo debe estar dirigido a hacer que las “noticias malas sean buenas para ellos”, es decir, orientar principalmente su atención a las pérdidas de vidas humanas o los daños materiales provocados por un desastre, y más no en impulsar una cultura de prevención, en los procesos de desarrollo local. Recuerdo muy bien la intervención de una periodista de un medio escrito de Lima (Perú 21), que fue invitada como panelista al taller sobre los retos de la comunicación en la gestión del riesgo/prevención y atención de desastres, desarrollado el mes de febrero de 2008 por la Comunidad Andina. Ella comentaba sobre la censura de su nota periodística enviada desde una de las zonas de Pisco, afectadas por el terremoto del 15 de agosto. Su artículo no fue publicado debido a que en el mostraba el lado positivo tras el desastre: la organización y respuesta de los moradores por reponerse de los daños. Su medio -como la mayoría, por no decir la totalidad- quería una nota periodística “vendedora” que muestre los muertos, los heridos y el dolor de los deudos. Sólo en estas actitudes nos damos cuenta que los medios y también los comunicadores, se están excluyendo de su responsabilidad como actores principales para impulsar una cultura de prevención. El rol de los medios escritos, televisivos y radiales, está justamente en informar, educar y generar opinión, sobre un determinado hecho. Lo fundamental aquí es que se valore estas características elementales de la comunicación, pero abocada a la gestión del riesgo o conocida como la prevención y atención de los desastres. Lo correcto, es que se comience a abordar el tema de los desastres, no cuando éstos se hayan dado, sino antes, es decir en la prevención o manejo del riesgo, y una de las formas de hacerlo es orientando o exhortando a las autoridades para que fortalezcan sus comités de Defensa Civil, o consideren en sus presupuestos participativos recursos para el manejo del riesgo o prevención de desastres. También se debe incentivar a que el tema se incorpore en la Currícula Escolar, porque se sabe que formando niños con una cultura preventiva, se tendrá generaciones que comprendan y valoren que la naturaleza no es “mala”, y muy por el contrario, entiendan que la forma más correcta de convivir con la ella, es conociendo su proceso de reacción cíclica, y claro, haciendo una oportuna gestión del riesgo de desastres. Gustavo Wilches-Chaux, especialista en temas de comunicación en prevención de desastres, sostiene que la función esencial de los comunicadores está en restablecer los lazos comunicacionales entre las comunidades y la naturaleza, llevando la información desde la ciencia o lo académico hacia la población y a su vez estos se conviertan en herramientas colectivas de adaptación a los cambios. Mientras que lo científico y técnico sea orientado hacia las autoridades para que se concreticen en decisiones políticas de gestión de riesgo de desastres.Sabemos que marcha de manera lenta pero positiva, el proceso de empoderamiento sobre el rol que les toca desempeñar a los comunicadores frente a la prevención de desastres, pero lo que se espera más adelante es que los titulares o comentarios sobre la ocurrencia de fenómenos naturales peligrosos, no sean más: “los desastres naturales causan estragos en varias regiones del país”, “continúan los daños por la inclemencia de la naturaleza”... sino por el contrario: “oportuna aplicación del Sistema de Alerta Temprana evitó que población sea afectada por desborde de río”... “comunidad entera evacua de zona de deslizamiento, conscientes del peligro al que están expuestos”... “en 90% disminuyen los desastres en todo el Perú, esto por la oportuna prevención hecha por los comités de Defensa Civil”. (05/04/08)
Héctor Chambi Holguín

36 AÑOS DEL SINADECI

Y seguimos igual que cuando empezamos

Han pasado 36 años desde que se diera la Ley de creación del SIDECI ahora SINADECI, pero aun no hemos aprendido a integrarnos a este sistema, pues la población carece de la dichosa y muy usada frase Cultura de Prevención, aunque parezca extraño en estos menesteres ha aparecido mas eruditos de la Administración de Desastres ahora llamada Gestión del Riego, quiénes mas allá de aportar para el beneficio de la población lo único que hacen es llamar la atención y ser protagonistas de cuanto evento se realice en materia de Defensa Civil, quizás con el animo de ganar dinero a costa del sufrimiento de la gente ante un desastre, un típico ejemplo es lo ocurrido después del terremoto del 15 de agosto del 2007, muchas instituciones se han presentado para dar “apoyo material” a los damnificados y afectados por tal evento sísmico, pero en realidad lo único que han logrado es ganar una experiencia mas para su currículo. En esta vez mientras las autoridades locales pedían la presencia de Defensa Civil en la zona, desconociendo que ellos la representaban por Ley, increíble pero cierto, esto sucede pues en la mayoría de las autoridades Municipales y Regionales del País, no conocen su verdadera función como autoridad en materia de Defensa Civil, asimismo los alcaldes y/o Presidentes Regionales designan a Personas como jefes en las Oficinas de Defensa Civil de sus instituciones, sin que tengan el mas mínimo conocimiento sobre Defensa Civil, es mas no se acuerdan de lo que se recibió en el Curso de Educación Cívica de 3er año de Secundaria, pero en fin a pesar de esta carencia son la voz autorizada para dar opiniones, conferencias, charlas, cursos, tomar decisiones, sin la mas remota idea de lo que se trata, estamos igual que cuando empezamos pues según cuenta la historia antes de que en el 1991 se transfieran las funciones a los Gobiernos locales y regionales, estos eran dirigidos por las extintas Prefecturas, Subprefecturas y Gobernaciones según correspondan, quienes hacían tabla raza de los bienes y materiales que se recibían cuando ocurrían desastres de magnitud (Fenómeno El Niño 1983), en estos tiempos solo se ha cambiado de mascara salvo alguna raras excepciones, la mayoría siempre utiliza los recursos humanos y materiales de manera política y en el mas equivocado concepto “yo estoy en el poder y yo mando ahora”. En la actualidad la famosa descentralización ha tomado por sorpresa al SINADECI, pues hasta unos años atrás, el INDECI era el Organismo central, conductor, operativo, normativo de la Defensa Civil en el Perú, pero por una decisión política se metió en el saco de la descentralización a esta entidad quitándole así todo el esfuerzo y mucho dinero invertido en estudios, capacitación, logística y mucho mas que se invirtió para que la población alcance de una manera eficaz el tener una cultura de seguridad, ahora estas funciones las realizan los Gobierno regionales y locales de los cuales no se ven ni escuchan nada, quedando así todo relegado a la ocurrencia de un desastre para recién tomar acción y evitar que la ley castigue por su desinterés en el tema principalmente en la prevención. Han pasado 36 años de creación pero una vez mas vemos que no estamos lejos de tener un Sistema verdaderamente que funcione en la cual se pueda confiar y cubra las expectativas del mas humilde de las personas que sabe salir adelante de los desastres con el mas mínimo conocimiento cual es la lógica común, algo que talvez nos falta desarrollar algunas de nuestras autoridades para que tomen decisiones que verdaderamente puedan evitar la perdida de vidas humanas y de bienes materiales, cuando ocurra un desastres cualquiera que sea su origen. Al notar que no estamos lejos de otras realidades en materia de Defensa Civil quedamos con la tarea de prepararnos para desastres comenzando por el hogar preparando a nuestras familias a enfrentar cualquier emergencia respondiendo de una manera tranquila, pues la experiencia indica que la mayoría de los accidentes sucede cuando se entra en pánico; es en el hogar donde se llega a cultivar la mayoría de los conocimientos y son los niños quienes responden con mas madures cualquier problema, pues es el instinto de supervivencia que los mantiene alertas, en la escuela solo se refuerza todo conocimiento en especial el de seguridad, a los adultos le es mas difícil asimilar la realidad pues son mas vulnerables que los niños. Es en este contexto que podemos decir que la Cultura de Prevención no es solo para los que pueden sino para los que saben de qué se trata.
Wilfredo Zirena Mendoza

Puno tiene el más alto índice de desastres de todo el sur del país

* Hasta el momento se han registrado más de 26 mil familias damnificadas y autoridades de la región no hacen nada por disminuir estas cifras.
* Desde el 2000 hasta el primer trimestre del presente año el Estado gastó un promedio de 34 millones de soles.

* En los últimos 35 años, a causa de 12 sequías y 10 inundaciones, la región Puno ha generado una pérdida económica para el país de 325 millones de dólares.

¡Alarmante! Puno actualmente ocupa el primer lugar en registrar la mayor cantidad de desastres de todo el sur y el quinto a nivel nacional, según las estadísticas que maneja el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Desde el 2000 al primer trimestre del presente año se han presentado 26 mil 572 familias damnificadas más de 10 mil afectadas y un promedio de 100 muertos, en un total de mil 530 emergencias.
Es evidente, el desinterés de las autoridades de la región por disminuir estas escalofriantes cifras que hasta el momento le han generado un gasto al Estado (sólo para atender a los damnificados y afectados) de más de 34 millones 586 mil soles, montos que bien pudieron haber sido orientados en obras de mitigación y en la preparación de la población para enfrentar oportunamente los embates de la naturaleza.
En Puno desde el último quinquenio se ha ido elevando cada vez más el número de emergencias en todo el sur, después de Cusco con mil 282 de estas; mientras que Tacna es la zona donde se presente la menor cifra con 311. Sin duda los porcentajes nos muestran a nivel nacional y mundial como una de las regiones que difícilmente aprende de sus desastres del pasado y que aún no tiene bien claro el significado de una cultura de prevención.
Sin embargo, hasta la fecha el comité regional de Defensa Civil, que es presidido por el titular de la región, Hernán Fuentes Guzmán, no ha hecho nada por aprobar el Plan de Prevención y Atención de Desastres de Puno, que fue concluido en el 2005, y en el cual se determina una serie de acciones vinculadas a la protección de la población frente a los daños que generarían los fenómenos de la naturaleza y de la acción del hombre.
A pesar que el altiplano todo el año está expuesto a una serie de peligros naturales, se sabe que en la última reunión del presupuesto participativo, no se destino dinero alguno para las obras de mitigación ni mucho menos para las acciones de capacitación.
Pero no sólo las elevadas cifras de damnificados y afectados lo es todo, ya que se han registrado un promedio de 6 mil 500 viviendas destruidas y 21 mil 371 dañadas, así como un aproximado de 70 mil hectáreas de cultivos perdidos y 10 mil afectados.
Según los especialistas en gestión de riesgos de desastres, el gobierno central como el regional, provinciales y distritales en vez de invertir tanto dinero en la atención de las personas damnificadas y afectadas, debe de darle mayor importancia a los temas de prevención y preparación de la población, ya que el altiplano no sólo es víctima fácil de las emergencias producto de las inundaciones, heladas, deslizamientos, derrumbes, vientos fuertes, nevadas, entre otros, sino de los sismos, como bien lo advirtió el geólogo de la UNA, Newton Machaca Cusilayme.
Sin duda la razón del por qué ocupamos el primer lugar con el mayor número de desastres en todo el sur y el quinto a nivel nacional, después de Cajamarca con mil 629 emergencias, se debe a que el 90 por ciento de todas las municipalidades no cuentan con sus Planes de Preparativos ante Emergencias, ni mucho menos tienen activados sus comités de Defensa Civil.
Es más, no tienen sus mapas de identificación de peligros, vulnerabilidades y riesgos. Muchos no saben utilizar las herramientas básicas de manejo de emergencias (fichas de Edan, Suma, Sat, Esfera, Sinpad, entre otras) que los hace más vulnerables para enfrentar un desastre. (25/08/07)
Héctor Chambi Holguín